introducción
Verse bien, es sentirse bien,
la correlación que existe entre la apariencia física y la personalidad, la
reacción inicial entre el vestido y el
físico, no es el vestido, la primera impresión, se lo lleva el físico, la piel, los ojos, la boca, el porte
y la seguridad de llevar la ropa que lleva puesta, porque le da confianza,
sentirse cómoda, con lo que le gusta llevar.
Los diseñadores de moda y
estilistas dejaron de decir cómo era la moda impuesta, sino asesoran a
conseguir y lograr cómo quiere verse; por esto es importante, sentirse bien
consigo misma, con su espíritu.
La belleza viene por dentro,
la belleza se proyecta, al sentirse bien de salud, emocionalmente,
espiritualmente, en mejorar su aspecto y
proyectar la imagen de mujer bien cuidada; la claridad de la piel, producto de
buenas digestiones, el brillo de la mirada, su buen ánimo. Todo tiene precio,
la belleza además de dinero se necesita disciplina, voluntad, sacrificios
algunas veces, como no al alcohol, al cigarrillo,
no al trasnocho, tener una dieta
especial y tener una obligación consigo misma, el estar y sentirse bien, verse
lo mejor posible.
Para conservarse joven se
necesita varios aspectos: tener obligaciones, metas, algunas privaciones,
disciplina y hábitos nuevos si es necesario.
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